El valle de Varradós, en pleno corazón del Valle de Arán, es un paraje de gran belleza y de indudable valor ecológico.
Lo que recoge la imagen es una excepción, pues los valles pirenaicos son un ejemplo a seguir para el resto de España, ya que el respeto a la naturaleza que caracteriza a sus habitantes y a los visitantes que todos los años acuden allí, hace que las "huellas del paso del hombre" no sean tan frecuentes como en otros lugares.
No obstante aquí tenemos un ejemplo de alguien que, careciendo de la más mínima sensibilidad, muy cerca del Salt del Pish, se fue con una rueda de menos y se quedó tan a gusto.
La imagen se tomó a mediados de julio del 2010
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